Antonio Maenza: un artista a descubrir

¿Quién fue José Antonio Maenza?
¿Un visionario? ¿Un revolucionario? ¿Un artista transdisciplinar?


Un buen retrato, a primer golpe de vista, nos lo hace Vicente Molina Foix en su novela epistolar El abrecartas, cuando interrumpe la proyección de una película del oeste en el cine club del Colegio de Farmacéuticos, gritando: “¡El cine no es esto! ¡Fuera los mercaderes de la Única Iglesia Creíble del siglo XX!”.
Y añade: “Con esos gritos, Maenza consiguió que todos nos levantáramos de los asientos y el proyeccionista cortara la proyección, y cuando se encendieron las luces del Salón de Actos descubrimos al cristo que nos echaba del Templo. No muy alto, pelo negro en greñas, bigote y patillas de pistolero mejicano, gafas de concha, un jersey de alpinista sin camisa debajo, pantalón de pana. Hubo gente que le insultó y hasta le quiso pegar, pero él hablaba de un modo tan diferente, tan agresivo y suave, tan sensible, que consiguió que los unos se fueran del Salón (…) y los otros (…) le acompañamos a un bar a tomarse un Cola-Cao con leche y coñac, que el llamaba Cóctel de Calanda en homenaje a Buñuel (…)”
Fernando Villacampa, poeta y actor en El lobby contra el cordero, nos comenta que “él tenia algo de ángel y de demonio, y algo de profeta”. Lo que nos lleva a la idea de que Maenza nunca perdió el pulso de lo metafísico.

Odiado por unos, amado por otros y admirado por casi todo el que se topa con el, Maenza es uno de los cineastas más importantes de los años 60/70. Un peculiar artista del que nos quedan restos difusos que hay que recomponer. Ya nos lo dice Pere Portabella: “La figura de Maenza, en este caso, es un referente (…) Se debería hablar mas de Maenza que de muchos otros cineastas”.



Seria lógico seguir un orden cronologico, como hicieran en su momento Abelardo Muñoz (El baile de los malditos) o Pérez y Hernández (Maenza filmando en el campo de batalla). Pero las Bellas Artes y la lógica no tienen por qué ir de la mano. Baste decir, por aclarar un poco las cosas, que su historia se podría dividir en cinco bloques temporales:



1- Su infancia-adolescencia, en Teruel.
2- Su estancia en Zaragoza, donde cofunda el Frente Cine Libre y rueda El lobby contra el cordero. Contactos con los cineastas de Madrid (Martínez Lázaro, Zulueta, Gonzalez Torres…) 1967-1968
3- Su estancia en Valencia, donde rueda Orfeo filmado en el campo de batalla y Cábala 9 en 16 para 4 en 8. 1968-1969
4- Su estancia en Barcelona, donde rueda Hortensia/Beancé, producida por Pere Portabella. 1969-1970
5- Declive, desde que se va a la mili hasta su muerte, en 1979. Aunque casi todo este periodo vivió en Teruel, estuvo en Valencia una temporada.
Comienzo afirmando que Maenza es un autor injustamente olvidado. Y no sólo por su obra (se conservan tres películas: El lobby contra el cordero, Orfeo filmado en el campo de batalla y Hortensia/Beancé), sino por su espíritu catalizador, que fue poniendo en marcha grupos de trabajo y abriendo el debate sobre el cine que se debería de hacer. Su amigo zaragozano Alejo Loren lo describe de una forma muy poética: “El fue como un catalizador alrededor del cual fue atrayendo… Es como la varilla esa que la electrizas y empiezan a agarrarse las motitas de polvo, las cosas…”. El cine independiente aragonés, el cine independiente valenciano y la llamada “escuela de Barcelona”, creo que deben mucho a este artista turolense.
Tras ver dos de sus películas, descubrí que Maenza era un artista (ya no cineasta, puesto que “artista” es un termino más amplio). Y no solo eso, sino un vanguardista muy avanzado para su época (al final de los años 60, en pleno franquismo turístico).
Ya nos lo dice Alberto Sánchez, colaborador en el rodaje de El Lobby: “el happening le gustaba mucho, y una buena parte del rodaje se la planteo casi casi como un happening”. ¿Quién se planteaba en España un cine-happening? Incluso fuera de España era difícil encontrarlo (alguno de los Fluxfilms, como por ejemplo los de Ben Vantier).

La filósofa Maite Larrauri, una de las protagonistas de Orfeo filmado en el campo de batalla, tambien recuerda esta faceta: “Las escenas de la calle eran divertidas, porque aparecía siempre la gente de la calle implicada (…) Ponemos la cámara, rodamos deprisa y salimos corriendo”
Lo que es innegable es que hay en su obra características muy específicas que se dan en artistas actuales, como el uso del found-footage o la disolución del sujeto.
La principal característica del cine maenciano es la unión indisoluble del arte con la vida. Se puede decir que es el motor central de su trabajo. El profesor de literatura Tua Blesa, tiende en este sentido un puente entre Maenza y Panero, que, por otro lado, coincidieron en diferentes ambientes en Madrid y en Valencia: “Maenza, por lo que sabemos de él, y Leopoldo Maria Panero, responden a este ímpetu, a que la vida no es algo que este desgajado de la actividad artística, sino que las dos se complementan, o que se continúan, hay un continuum entre lo que es encerrarte a escribir (un guión, unos poemas o unos cuentos) y vivir el resto de lo que es la vida”. Suso Navarrete, amigo personal de Antonio Maenza, viene a reforzar esta idea: “Su gran obra de arte yo creo que no fueron sus películas, era su vida. (…) Llevaba un lenguaje paralelo, una vida distinta a todos los demás”.
Esto nos saca a colación otra característica, no ya de su obra, sino de su personalidad, y es el juego permanente con el lenguaje. Maenza inventaba palabras, o fundía varios términos en uno. O jugaba a sustituir una palabra por otra… Esto le entronca directamente con el movimiento letrista.
Víctor Lope también nos ilustra al respecto: “Alguna vez Maenza hablaba de la posibilidad de un proyecto. Un proyecto que consistía en un camión que sirviera como sala de proyección cinematográfica (…) El insistía en que había que entrar por el techo, o sea, que había que colocar unas escaleras”. Esta idea parece sacada de la gran colección de “utopías cinematográficas” que Marc’O reunió bajo el título Cine Nuclear (Revista Ion).

En su novela Septimo medio indisponible, Maenza hace referencia a Potlach (“1920 Potlach. Se produce el tránsito del funcionalismo”). No hay duda, Potlach (el boletín ciclostilado de la Internacional Letrista) es el tránsito del Movimiento Letrista a la Internacional Situacionista.
Maenza aprendió de los situacionistas. Los grandes estudiosos de Maenza, Pérez y Hernández, hacen hincapié en esta influencia presesentayochista. Parece ser que fue su amigo y colaborador Alejo Loren quien le prestó los primeros textos de la Internationale Situationiste.
De hecho, cuando mostró El lobby en Madrid en el 68, se presentó ante los cineastas madrileños como situacionista. O por lo menos asi lo cuentan Pérez y Hernández.



Otra característica que le liga a los Situacionistas es el uso de las citas. Maenza se apropia de textos de aquí y de allá y recompone un nuevo discurso que es como un collage de discursos. Enrique Murillo, coguionista de El lobby contra el cordero, recuerda aquella faceta de las citas en la elaboración del guión. Como los situacionistas, Maenza bebe de la fuente de Lautreamont para justificar el plagio. Una actividad (cortar y pegar) que, según autores como Nicolas Bourriaud, conforma la estética actual de la postproducción. “Él seria un hombre de hoy, un hombre de redes, no de organizaciones”, nos cuenta Murillo.
Pero los mejores ejemplos de esta tendencia los encontramos en sus películas. En El lobby contra el cordero hay una alusion descarada al situacionismo, cuando intervienen (desvian) un cartel donde pone “P C”: con un pincel convierten la C (de comunista) en una S (de situacionista). Tampoco se puede negar un brillo psicogeográfico en el recorrido de exteriores zaragozanos. O en los mapas de Orfeo filmado en el campo de batalla, cuando planean el asalto a Valencia con los tanques o preparando la fuga a Ibiza. En esta película tambien encontramos creación de situaciones, por ejemplo en todas las secuencias donde hacen acciones de calle con la puerta.



Esto nos lleva al objeto. Como muchos performers actuales, Maenza investiga las posibilidades del objeto, la relación objeto-sujeto. Y no solo la puerta de Orfeo; por poner otro ejemplo, la secuencia de la silla en Hortensia/Beancé, donde los actores inventan nuevas relaciones con ese objeto, o tambien cabria hablar de los maniquíes de El lobby.


Pero ¿la cámara es también un objeto? ¿O es un objeto-sujeto? Y en ese caso ¿se pueden crear nuevas relaciones entre el actor y la cámara-objeto-sujeto? A Luís Puig es una de las técnicas que mas le impactaron del artista turolense: “Lo que hicimos fue encerrarnos en la habitación e ir haciendo cosas para crear un ambiente que permitiera de alguna manera que la cámara circulara por allí mas o menos libremente y se creara esa interacción entre lo que están haciendo los actores y la cámara”.
El mismo profesor Puig nos dirige hacia otro tema completamente actual, la intrusión en la privacidad: “Había continuamente interacciones (…) relaciones directas con el director, que está invadiendo nuestro terreno de privacidad”. La secuencia de la que habla es, como no, la del “ménage à trois” de Orfeo.



Aquí llegamos a una cuestión clave para entender el no-cine de Maenza: para que se de esa relación actor-cámara, ¿es necesaria la película? Este concepto le sitúa en plena vanguardia, muy cercano a la postura anticinematográfica de los Fluxfilms (recordemos el film de Kennedy, que tapa el objetivo con varias capas de cello hasta que lo representado –el propio autor- deja de verse), al cine letrista de Debord (Aullidos a favor de Sade estaba planeado para ser un film sin película) o a la de algunos cineastas estructurales (Tony Conrad preparó películas como si fueran espaguetis, mezclándolas con la salsa antes de proyectarlas, la mayoría de las veces el proyector se atascaba con los trozos de cebolla y se acababa la proyección). “Él podía llegar a elaborar y defender cosas como que se podía filmar sin película”, nos cuenta Víctor Lope, amigo personal del cineasta. Antonio Maenza hace mención a ello en varios textos suyos, como el de Orfeo: “de acuerdo, organizar el plano secuencia en la vida, concebir un cine sin filmación aunque se filme, largarnos a una isla desierta después de matar al padre antes de una cruenta ceremonia cinematográfica”.

Según cuenta la leyenda, Antonio Maenza hizo una película sin película. En Valencia. Se llamaba Kabala 9 en 16 para 4 en 8 El titulo hace referencia a la organización del rodaje de esta película, un equipo de 9 personas filman en 16mm a 4 autores que ruedan en 8mm. Luís Puig asegura que Maenza rodó sin película, por lo que solo se hicieron los cortometrajes en 8mm. Sin embargo, Rafa Gassent recuerda haber visto los copiones en 16mm. Yo soy de la opinión de que unas veces rodaba con película y otras veces sin ella (basándome en los testimonios de los implicados en el proyecto).



Como podemos comprobar, Maenza, con su actitud destructiva ante el medio cine, eleva el hecho del rodaje cinematográfico a la categoría de happening y entronca sus actividades con el arte efímero y la performance.
Volviendo ahora sobre el problema objeto-sujeto, cabe destacar, finalmente, dos de las características fundamentales de la obra de Maenza, que son la no representación y la disolución del sujeto. Según sus propias palabras, “cabe un cine sin filmación, sin representación, muerte como horizonte, nacimiento como obertura pasada.”

Víctor Lope, con quien mantuvo jugosas conversaciones, nos lo resume así: “El acto para él radical, era poder destruir ese discurso muy codificado, demasiado claro para el espectador, tratar de explorar situaciones más delirantes, pero en el sentido de hacer funcionar los automatismos psíquicos, dejar que el inconsciente diluya bastante al sujeto. En el fondo esa era la cuestión filosófica esencial, la disolución del sujeto”.
Todo este asunto llega a ser brillante en su película barcelonesa. Hortensia/Beancé es una película para no ser montada, o sea, una película que renuncia a ser acabada, a ser exhibida de una forma normal. El mismo productor del film se queda perplejo: “Si se ve el copión seguido, no es una película que tenga principio ni fin (…) La virtud que realmente la hace interesantísima, es que es una película que renuncia absolutamente a la idea de montaje. Esta pensada, imaginada y rodada sin ningún programa de montaje”. Pere Portabella, la verdad, es el único que consigue entender un poco el discurso fílmico de Maenza, y la importancia del proceso frente a la película-objeto: “para él, el cine era un proceso de su propio discurso en un lenguaje que interesaba, que permitía hacer una exploración fuera de lo que era la literatura o el ensayo”. Al cabo de los años, Portabella lamenta profundamente que Maenza dejara de hacer cine los últimos años de su vida.



Para concluir, usaré un poema del propio Maenza, probablemente escrito en 1969:
“Tomar el papel de cineasta y
desaparecer del mundo del cine
es como
tomar el mundo del cine y
desaparecer del papel de cineasta”.

Fragmentos sobre Harun Farocki




La información y reflexión critica en español sobre la obra de Harun Farocki esta en su mayoría extraída de un seminario del Goethe-Institut de Buenos Aires titulado: Desconfiad de las imágenes: Harun Farocki la teoría de la imagen contemporánea.


La obra de Harun Farocki (1944) desborda el campo de la teoría pura del cine, refleja una temática propia y propone una reflexión constante y amplia acerca del papel de la imagen en la sociedad actual. Su trabajo es directo, formal e ideológicamente alejado de densas preocupaciones metafísicas, que afectaron a contemporáneos suyos como Herzog, Wenders o Fassbinder. Sus películas, desde el comienzo mismo de su carrera, son abiertamente políticas, contestatarias y subversivas.

El cineasta ha sabido crear una estética tan propia como ascética, desde la que elabora una reflexión que va más allá de la pura Teoría del Cine. Sus ensayos van en el mismo sentido, lo que busca es "lo que se esconde realmente detrás de las imágenes". Deleuze, Foucault, Barthés y Virilio están detrás de sus propuestas. Extraido CAAC


Obras

“El fuego inex­tin­gui­ble”

Harun Faro­cki. Ale­ma­nia Occi­den­tal, 1969. Dura­ción: 25 minu­tos.
Libreto: Harun Faro­cki. Fotografí­a: Gerd Con­radt. Mon­taje: Harun Faro­cki. Sonido: Ulrich Knaudt. Pro­duc­to­res: Harun Faro­cki WDR.
Elenco: Harun Faro­cki, Hans­pe­ter Kr√í‰Â¬ºger, Eckart Kam­mer, Caro­line Gremm, Gerd Vol­ker Buss√í‰Â¬Â§us, Ingrid Oppermann.

Fines de la década del sesenta, mien­tras la gue­rra en Viet­nam sigue. El film debe ser explí­cito, urgente, que­mante como el napalm. Cuá­les son los efec­tos a par­tir del impacto. El film no mues­tra una sola ima­gen de los des­tro­zos pero explica con un énfa­sis peda­gó­gico hasta lle­gar a las cau­sas del pro­blema, su fabri­ca­ción. Faro­cki tení­a enton­ces vein­ti­cinco años y desde su óptica mar­xista pro­cu­raba deter­mi­nar las cau­sas mate­ria­les de los hechos. En este tra­bajo juve­nil se equi­li­bran la expo­si­ción con la for­mu­la­ción experimental.
Extraido de DODECÁ

 



Jean Marie Straub y Daniele Huillet tra­ba­jando en una pelí­cula sobre “Amé­rica” de Franz Kafka” (Jean Marie Straub und ,Daniele Huillet bei der Arbeit an einem Film nach Franz Kaf­kas Roman­frag­ment “America”)

Harun Faro­cki. Ale­ma­nia Occi­den­tal, 1983. Dura­ción: 26 minu­tos.
Libreto: Harun Faro­cki. Fotografí­a: Ingo Kra­tisch. Mon­taje: Rosa Mer­ce­des - Harun Faro­cki. Sonido: Klaus Klin­gler. Pro­duc­to­res: Harun Faro­cki
WDR/ Large Door.

Otra apro­xi­ma­ción a los méto­dos crea­ti­vos y a la obra de la pareja Srtaub
Hui­llet, por Faro­cki, quien fue discí­pulo de ambos y que aquí­ pre­sen­cia dos ensa­yos y parte de un rodaje para lle­gar a la reve­la­ción del que el cine de los Straub tiene que ver fun­da­men­tal­mente con una cues­tión de tono. Así­, exi­gen repe­ti­cio­nes exte­nuan­tes a los acto­res, o citan como ejem­plo una escena de “Rí­o Bravo” de Howard Hawks, un rea­li­za­dor que apa­ren­te­mente no tendrí­a nada que ver con las bús­que­das de Srtaub Huillet.
Extraido de DODECÁ


“Como se ve” (Wie man sieht)

Color, 1985, 72 min.



Entre el arado y el cañón, entre el telar y la computadora, entre el tractor y el tanque, etc., tal como se verá, el desarrollo de los aparatos ópticos implica al mismo tiempo el desarrollo de diversos mecanismos de eficiencia en la disciplina y el control social. “El actual aparato mediático nos abruma con aluviones de información, aunque probablemente lo que hace en realidad es triturarla. Yo armo un texto nuevo como los fragmentos, organizo un puzzle. Mi película consiste en innumerables detalles por debajo de los cuales se establecen relaciones entre imagen e imagen, entre palabra e imagen, entre palabra y palabra…” Harun Farocki
extraido de DOCUCINEMA

1/7 Wie man sieht

“Imágenes del Mundo y Epitafios de Guerra” (Bilder der Welt und Inschrift des Krieges, 1988, 75 min.)


Producción, registro y consumo son las tres pautas del mercado que también regulan las posibilidades de visibilidad del cine. La imagen y su producción: eso es lo que aparece en “Imágenes del Mundo…” . La historia de la fotografía aérea contada a partir de su acto de instrumentación como herramienta de espionaje, registro y control de los bombardeos. La Imagen y la Guerra entrelazadas mortalmente. En efecto, la Imagen en su conjunto, la imagen mecánica, la fotografía, el cine, el vídeo, la televisión, etc., las “nuevas tecnologías de la imagen”, muestran claramente la instrumentación de un dispositivo de dominio y control, primero de los movimientos y los gestos, esto es, del orden de lo corporal, y luego del pensamiento, que busca ahora predecir, adelantarse, al hecho, lo que equivale a decir, en parte, a construirlo en un determinado sentido.



“Naturaleza Muerta” (Stilleben, 1997, 58 min.)


Pero, ¿acaso no es esa misma alienación la que hace posible, la que impulsa el consumo en las sociedades industriales?, ¿cuál es el papel de la imagen dentro de este dispositivo de consumo?. Este es otro de los temas frecuentes en Farocki: la Imagen no como reflejo del deseo, sino como la creadora del deseo. El deseo como deseo de consumo. En “Naturaleza…” Farocki visita distintos estudios fotográficos especializados en la producción de tomas publicitarias para productos alimentarios. El arreglo de una mesa, el queso, la cerveza, dejan de ser simple objetos de la “realidad”, para pasar a constituir una otra categoría de lo desable. Entre estas imágenes Farocki intercala, mediante montaje paralelo, tomas de pinturas de naturalezas muertas de los siglos XVII y XVIII. Entre tanto, el discurso en “off”, la “theoria” de la película, destaca el hecho de que, mientras en la pintura clásica, los objetos son utilizados para remitir a Dios, la fotografía publicitaria actual produce una glorificación y deidificación del objeto en si mismo. Si la imagen genera un deseo es para ofrecerle, rápidamente, un objeto.


“Imágenes de cárcel” (Gefängnisbilder, 2000, 60 min)


Son esos mismos dispositivos de control los que son puestos en evidencia en “Imágenes…”, tal vez la película más polémica de todo el ciclo. Detrás del humo de unos disparos, asoma borrosa la figura de un preso tendido, inerte, en el suelo. El blanco y negro de la imagen de vídeo es tan violento como inapelabable. Los contornos de los demás cuerpos, sus movimientos, pierden sus límites por efecto del granulado de una cinta que, se nos ocurre, ha sido utilizado una y otra vez. Infinitas grabaciones se han superpuesto las unas a las otras renovando el control, la mirada vigilante. El ángulo de la cámara es el mismo que el de las armas que efectuaron los disparos: ella los posibilitó. El total de la escena, de esta necrofílica puesta en escena, dura exactamente nueve interminables minutos. Hasta que retiran el cuerpo. El convicto que muere, actor real de su propia muerte, se llamaba Willian Martinez y estaba alojado en la prisión de máxima seguridad de Corcoran, California. Había protagonizado, minutos antes de su asesinato, un riña entre presos. Las imágenes que vemos fueron obtenidas por las cámaras de vigilancia de dicha cárcel. Nunca fueron pensadas para ser exhibidas fuera de los muros de la prisión. Gracias a diversos artilugios Farocki obtiene dichas imágenes y las monta, las reencadena para que, al ser mostradas de otra manera, adquieran otro valor, otra significación. Es así como adquieren un valor de denuncia acerca del estado actual de las cárceles y el castigo en sociedades y culturas que se creen a si mismas como “avanzadas” y humanitarias.
extraída ARDITO DOCUMENTAL


“Los Creadores de los mundos de compras” (Die Schöpfer der Einkaufswelten, 2001, 70 min.)


Entrelazando los temas de “Naturaleza Muerta” e “Imágenes del Mundo…” un filme como “Los Creadores…” es un alegato en contra de la naturalización de las leyes del consumo, contra la naturalización de las reglas del mercado. En esta película Farocki se interesa por el uso de la tecnología electrónica y computacional que son capaces de predecir las pautas de circulación, los movimientos, los gestos corporales, de los consumidores dentro de un Mall, o un shopping, por utilizar un término más popular entre nosotros. El diseño de los espacios, los lugares que recorremos, ya no están supeditados a nuestro confort, bienestar y complacencia corporal, sino a nuestras posibilidades de consumo, al hecho de hacer de nosotros, sujetos consumidores.




“Trabajadores saliendo de la fábrica” (Arbeiter verlassen die Fabrik, 1995, 36 min.).

Pero, ¿no muestra acaso todo esto, a la manera de Foucault, que el cuerpo esta inmerso en un campo de relaciones de poder que exigen de él determinadas posturas, determinados signos?, y ¿dónde encontrar con mayor evidencia, fuera de la cárcel o el ejército, la operatoria de tal campo político que en el mundo del trabajo? Éste es el tema de “Trabajadores…” . Aquí se trata del Cine y su Historia. De un recorrido por las formas de representación de los distintos conceptos de trabajo que el cine ha producido a lo largo de toda su historia. De hecho, el nacimiento mismo de la representación cinematográfica esta pautada por esta relación. “Les ouviers quittent l´ousine”, fue el primer filme exhibido públicamente por lo hermanos Lumiere en la mítica presentación en el café Indio de París el 28 de diciembre de 1895.




“La Solicitud de empleo” (Die Bewerbung, 1997, 60 min.)


La problemática del trabajo en las sociedades actuales se retoma en “La Solicitud…”, película sobre los cursos que deben tomar los desocupados de larga data. Amoldar el cuerpo, las manos, las posturas, los gestos al acto, casi la súplica, del trabajo. Filme casi kafkiano, los rituales mediante los cuales los participantes de los cursos en “La Solicitud” aprenden a venderse y ser comprados, a constituirse a sí mismos en objetos de producción y consumo, hacen del momento de solicitud de empleo un instante casi místico de ruego por la aceptación, la piedad y la redención: “Como el compromiso antes del día del casamiento, como el tiempo de adviento antes del nacimiento de Cristo, así se pensaron los ejercicios de presentación para el gran momento. Un momento importante que termina rápido y se trata de prolongarlo en la anticipación, de hacer florecer los sentimientos de esperanza y miedo”, escribió, sobre este filme, el propio Farocki.




Videogramas de una revolución

Harun Farocki y Andrei Ujica Nac:


Alemania. Año: 1992Durac: 106 min. / v.o.s.e.Para Videogramas de una revolución Harun Farocki y su coautor Andrej Ujica recopilaron copias de vídeos de aficionados y programas de la televisión pública rumana después de que ésta fuera tomada por los manifestantes en diciembre de 1989. Imágenes y sonidos de la primera revolución en la historia en la que la televisión jugó un papel clave. La protagonista es la historia contemporánea en sí misma.

The revolution will not be televised (No se televisará la revolución), cantaba Gil Scott-Heron en 1970. Casi 20 años después, en diciembre de 1998, las cámaras emiten en vivo el derrocamiento del régimen de Nicolae Ceauşescu en Rumanía. Desencadenante: el 22 de diciembre los manifestantes ocupan el canal de televisión público y emiten durante cinco días bajo condiciones improvisadas sus logros revolucionarios, que incluyeron las condiciones para proceso y la ejecución del matrimonio de dictadores....... Hay dos razones por las que la revolución rumana parece instar casi a una concepción fílmica por sí misma: En primer lugar sólo hay diez días de diferencia entre los primeros disturbios y la ejecución del gobernante, en segundo lugar, los acontecimientos se concentraron en dos lugares: Temesvar y Bucarest.

critica extraída de la filmoteca de andalucía
La facilidad para reproducir procesos históricos y políticos juega un papel central de principio a fin en la película de Farocki. ¿Cómo se puede trabajar con el medio cinematográfico sobre relaciones complejas, cuyos factores determinantes están, la mayor parte de las veces, escondidos y por ello fuera del espectro filmable, sin simplificarlas o falsearlas de manera ilícita? ¿Cómo hacer que el material hable sin que sirva a los propios intereses?.

En Videogramme einer Revolution Farocki, junto con su codirector Andrej Ujica confían en las imágenes que la revolución produjo por sí misma. La película está creada solamente a partir de material rodado en Bucarest y en Temesvar durante un breve periodo de tiempo por gente de la calle con sus cámaras caseras o de la televisión pública después de la toma de la emisora por parte de las fuerzas democráticas. "Puesto que nuestra película narrativa está compuesta de material hallado, ya que ninguna dirección central daba instrucciones a la gente que estaba tanto delante como detrás de la cámara, parece como si fuera la historia en sí misma la que aquí se muestra", escribe Farocki en Substandard (literalemente De baja calidad), un texto que prepara y continúa las ideas de la película. Por eso en Rumanía el estudio de televisión, que estaba al lado de Comité Central, fue el histórico lugar central del cambio.

Ya antes de la impresión del título entramos de lleno en la agitación del histórico momento. Una mujer es levantada en una camilla. Aparentemente le dispararon colaboradores del servicio secreto. Ahora, poco después de la operación, la herida hace un encendido discurso político delante de la precaria videocámara de un testigo presencial: dice que se solidariza con la juventud de Temesvar en contra de Ceauşescu por una vida mejor, por pan y libertad; que se elimine la Securitate, el servicio de policía secreta rumana; que se les haga el proceso a los dictadores. Habla sin pausa, delirando y a la vez es claramente consciente de la historicidad de la situación.

A este vertiginoso comienzo le sigue un montaje que, junto a la reconstrucción de los acontecimientos, lleva siempre a una reflexión sobre su comunicación mediática. "Nos habíamos imaginado un debate, pero pronto nos dimos cuenta de que los materiales instaban a una narración fílmica. De cualquier modo a una narración cuyos puntos de ruptura impliquen un debate."

Con un ejemplo, que Farocki recoge de nuevo más tarde en Schnittstelle (literalemente Interfaz 1995), queda claro que de la ruptura entre dos imágenes se puede crear un argumento: el cámara amateur Paul Kossigian sigue por televisión el discurso de Ceauşescu. Cuando éste se ve interrumpido y la retransmisión en directo se corta por un momento para retroceder a una pantalla roja donde se puede leer "Transmisiune directa" (retransmisión en directo) gira del la imagen de la televisión a la ventana, a la imagen de la calle. Allí se ve a los manifestantes pasar en tropel, lejos del mitin decretado por el estado. La retransmisión en directo se entiende como un gesto de afirmación del poder. Su subversión se reconoce tanto en las interrupciones técnicas como en el enfrentamiento con la imagen de frente de los manifestantes que abandonan el lugar de reunión. Colocar una al lado de otra por medio de un barrido de cámara, y así mostrar ambas, legitima el montaje como un instrumental de diagnosis política.




eye machine I , II , II  2001-2003


En la trilogía Eye Machine , Farocki trata de la tecnología de la guerra y de cómo esa tecnología visual penetra en la vida civil. Farocki pone de manifiesto el hecho de que el ojo humano está perdiendo la capacidad de discernir las imágenes reales de las pertenecientes a la ficción. En Eye Machine la lente de la cámara se sitúa en las llamadas “bombas inteligentes”, sustituyendo al ojo humano como testigo privilegiado de la guerra. Tomando en consideración el nivel de desarrollo de la tecnología actual, Farocki se pregunta hasta qué punto se puede distinguir entre el hombre y la máquina. En la moderna tecnología militar, la inteligencia desplegada ya no se reduce a la del ser humano, sino que a ella hay que sumar la de las máquinas. La combinación “hombre-máquina” se concreta, según Farocki, en la combinación “ojo-máquina”, cuando analiza el funcionamiento de las máquinas inteligentes y lo que ellas “ven” cuando trabajan sobre la base de programas de reconocimiento y procesamiento de imágenes.
El empuje que la Guerra del Golfo imprimió al electrónico Eye Machine , dio lugar a la creación del ciclo C3I ( Command, Control , Communications and Intelligence ), un intrincado sistema global de supervivencia, detección y advertencia. Farocki establece paralelismos entre el desarrollo de la tecnología y el de la industria militar, a la vez que pone de manifiesto la creciente imbricación de estas novísimas tecnologías en la vida cotidiana.
extraída del MACBA





“No exento de riesgos” (Nicht ohne Risiko)

Alemania. Año: 2004Durac: 50 min. / v.o.s.e.
Una mediana empresa y una sociedad de capital de riesgo se reúnen para negociar. Con un crédito se debe transformar un invento técnico en una producción en cadena. Farocki se limita a observar sin hacer comentarios y a realizar un montaje de las negociaciones hasta la conclusión del contrato. Una mirada microscópica en una celda de la economía de hoy, una etnografía del día a día de la economía.

Comentario crítico extraido de la Filmoteca de Andalucía

Cuando Farocki rodó su primera película en los años 60, consideró que la abreviatura VC significaba siempre VietCong. En el 2004, según un texto sobreimpreso en Nicht ohne Risiko VC significa Venture Capital, capital de riesgo.
Un ingeniero y empresario de clase media necesita dinero para fabricar su invento en serie e introducirlo en el mercado: ha desarrollado un sensor de momento de giro con base magnética que funciona por ello sin contacto, adecuado para la aplicación en coches de carreras y grúas. Otra empresa puede facilitar este dinero, 750.000 como capital de riesgo, pero exige, ya que este es su trabajo, altos intereses en forma de participación en la empresa. Ambas partes se reúnen en una sobria sala de reuniones en Unterhaching y negocian sobre el valor de la empresa, las posibilidades del invento y en que condiciones podría salir al mercado.

Farocki e Ingo Kratisch, su cámara desde hace muchos años, documentan este proceso con paciencia. La mayor parte del tiempo vemos caras expresivas, pensativas, ponderadoras y de pacto, manos entrelazadas, fases de tensión y balance. Fuera empieza a oscurecer. La película abandona en pocas ocasiones la conversación. Varias veces se ven animaciones hechas por ordenador preparadas para explicarles potenciales a clientes la técnica sobre la que se está negociando y una vez seremos conducidos por una agradable voz de GPS a la siguiente cita mientras veremos la triste región industrial a través de la luna delantera del coche. De vez en cuando el jefe de la empresa de capital de riesgo vuelve a su oficina para reclinarse en su silla mientras escucha música clásica, fumar en pipa, cruzar los brazos detrás de la cabeza y, teniendo en cuenta las exigencias hechas hasta ahora y su rechazo, discutir con su asesor de inversiones la estrategia de argumentación. Al final el éxito de la operación se celebra en una pizzería.
Es asombroso como pocos elementos y la casi nula intervención de acotaciones se asocian a una estructura fuertemente dramática. "Hicimos grabaciones en las diferentes empresas, en sociedades de capital de riesgo que discuten proyectos, en empresas que quieren realizar una idea, de asesores que ensayan la presentación. Sin embargo luego nos centramos en una sola negociación de dos días. Cuando oí decir al abogado de la empresa NCTE que buscaba capital: "Estamos un poco decepcionados con la oferta" me sentí como si estuviera en una película de los hermanos Coen. "Harun Farocki puntualiza que Nicht ohne Risiko además de un documental también es una película. Las ganas de descubrir el potencial narrativo y de ficción del documental y condensarlo y esculpirlo sólo por medio del discreto montaje, conecta la película con muchas películas que Farocki ha producido desde Ein Bild (Una imagen; 1983) con la técnica de "cine directo".

La decisión de Farocki de prescindir de un comentario explicito, permite al espectador realizar una observación precisa: ¿cómo se comportan las partes entre ellas, al tener que "unir capital e idea"?, ¿cuál es el lema publicitario del principio de capital de riesgo?, ¿se puede llegar a una exposición de los intereses, a un acuerdo, al fomento de la confianza con el único interesado objetivo de conseguir los mayores beneficios posibles?, ¿qué lenguaje utilizan un ingeniero, un abogado y un malabarista de las finanzas?. Nicht ohne Risiko constituye una mirada microscópica en una celda de la economía de hoy en día, una etnografía del día a día de la economía. Se aprende el argot de las negociaciones económicas en las que se tienen acciones y se recaudan fondos para preparar un éxito económico lo mayor posible. "El capital líquido se dispara en poco tiempo" dice en un momento el abogado de la empresa que busca el capital. Por suerte Farocki proporciona subtítulos como si se tratara de una película en un idioma extranjero. Aún así, la película no radica en criticar este tipo de formas de lenguaje, ya que se puede encontrar lo mismo en cualquier lugar en el que hablen especialistas. La extrañeza hace más claro las pocas ocasiones que se tiene de observar estas situaciones.

Tras los dos encuentros y un desayuno secreto del abogado con el poseedor del capital las dos partes contratantes llegan a un acuerdo. 500.000 serán dados de inmediato a un tipo de interés más bajo. En caso de que haya que poner más dinero posteriormente, la participación de la empresa de capital de riesgo en la compañía aumentaría en un tercio. El asesor de NCTE se pregunta en el restaurante italiano: "¿qué sucede realmente cuando se habla durante siete horas, y al final se consigue algo que se podría haber conseguido en cinco minutos?". La película de Farocki es, entre otras cosas, una respuesta a esa pregunta.







Textos y catálogos en español

por Adrián Melo